Lectores

El lector lee desde el ambón las lecturas que preceden al Evangelio. En ausencia de un salmista, el lector también puede proclamar el salmo responsorial después de la primera lectura. En ausencia del diácono, el lector, después de la introducción por parte del sacerdote, puede anunciar las intenciones de la Oración Universal desde el ambón. Si no hay canto a la entrada ni a la Comunión y los fieles no recitan las antífonas del Misal, el lector podrá leerlas en el momento oportuno (cf. nn. 48, 87). (IGMR, núms. 196-198)

Oración para Lectores


Querido Jesús,

gracias por llamarme a ser lector en tus celebraciones eucarísticas.

Permíteme asumir este servicio con seriedad y prepararme con diligencia, estudiando los textos sagrados antes de la misa y esforzándome por ser un mejor católico cristiano.

Con mi acción de leer, soy el instrumento a través del cual Tú te haces presente a la asamblea en tu Palabra y mediante el cual impartes tus enseñanzas. Que nada en mi manera de actuar turbe a tu pueblo ni cierre sus corazones a la acción de tu Espíritu. Purifica mi corazón y mi mente, y abre mis labios para que proclame dignamente tu Palabra.

Amén.

El lector lee desde el ambón las lecturas que preceden al Evangelio. En ausencia de un salmista, el lector también puede proclamar el salmo responsorial después de la primera lectura. En ausencia del diácono, el lector, después de la introducción por parte del sacerdote, puede anunciar las intenciones de la Oración Universal desde el ambón. Si no hay canto a la entrada ni a la Comunión y los fieles no recitan las antífonas del Misal, el lector podrá leerlas en el momento oportuno (cf. nn. 48, 87). (IGMR, núms. 196-198)

Oración para Lectores



Querido Jesús,

gracias por llamarme a ser lector en tus celebraciones eucarísticas.

Permíteme asumir este servicio con seriedad y prepararme con diligencia, estudiando los textos sagrados antes de la misa y esforzándome por ser un mejor católico cristiano.

Con mi acción de leer, soy el instrumento a través del cual Tú te haces presente a la asamblea en tu Palabra y mediante el cual impartes tus enseñanzas. Que nada en mi manera de actuar turbe a tu pueblo ni cierre sus corazones a la acción de tu Espíritu. Purifica mi corazón y mi mente, y abre mis labios para que proclame dignamente tu Palabra.

Amén.